Cómo la neurociencia predice el valor y la viralidad de un contenido en Internet
El intercambio de información es parte esencial de la naturaleza humana, contribuye en la construcción de relaciones sociales, y afecta directamente a las actitudes y comportamientos de los individuos.
Además es uno de los grandes fenómenos sociales de la era digital, responsable de acelerar la innovación e impulsar el desarrollo de las sociedades modernas.
Pero, ¿por qué los seres humanos compartimos información con los demás, y qué hace que algunos contenidos sean virales y otros no?
Actividad cerebral e influencia en medios sociales
El cerebro y la influencia social son los protagonistas de dos nuevos trabajos de investigación realizados por Christin Scholz y Elisa Baek ambas estudiantes del programa de doctorado en la Escuela Annenberg de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos y publicados recientemente en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) y en Psychological Science.
Documentan la actividad cerebral específica (de 41 y 39 participantes) mientras eran expuestos a los titulares y resúmenes de 80 artículos de la sección salud del sitio web de The New York Times, centrándose en las regiones de interés asociadas con el valor, la percepción de uno mismo y la comprensión de lo que piensan los demás.
Para crear un contexto más realista, se informó previamente a los participantes de que se les pediría actuar sobre sus intenciones después de la exploración mediante Resonancia Magnética Funcional (RMf), compartiendo los artículos mejor valorados con amigos reales de Facebook.
¿Cuál es el mecanismo que provoca en una persona el acto de compartir un contenido en internet?
Según los investigadores existen áreas específicas del cerebro que se activan cuando valoramos qué nos hace mejores al compartir una información, y ese aspecto es decisivo para que un contenido sea viral.
Como dice Emily Falk, autora principal de ambos documentos y directora del Laboratorio de Neurociencias de Comunicación de la Universidad de Pensilvania, «regiones específicas del cerebro determinan lo valioso que sería compartir información, y ese valor se traduce en su probabilidad de ser viral».
«Las personas están interesadas en leer y compartir contenidos que conectan con sus propias experiencias, o con su sentido de quiénes son o qué quieren ser», comenta Emily Falk.
«Comparten cosas que mejoran sus relaciones, que les hace mostrarse como más inteligentes, empáticos y dotados de una luz positiva».
Compartimos para gustar a los demás.
Predecir el intercambio de información es posible
El segundo trabajo muestra cómo estas señales cerebrales pueden ser utilizados para predecir la viralidad de los mismos artículos alrededor del mundo.
La medición en tiempo real de la actividad cerebral ofrece una explicación mecanicista en los procesos que subyacen al hecho de compartir las decisiones y por lo tanto ofrece una nueva forma de entender y predecir la viralidad.
«Si podemos usar un pequeño número de cerebros para predecir lo que va a hacer un gran número de lectores de The New York Times, eso significa que están ocurriendo cosas similares a través de muchas otras personas,” dice Scholz. “El hecho de que los artículos tocan la misma fibra en cerebros diferentes, sugiere que estos comportamientos pueden venir dados por motivaciones y pautas similares. En el conjunto de nuestra sociedad, las cosas que tienen valor son parecidas».
Christin Scholz concluye: «En la práctica, si creas un mensaje de forma que el lector comprenda que va a transmitir una imagen positiva de sí mismo o que podría mejorar sus relaciones, entonces aumenta la probabilidad de que ese contenido sea compartido.”
Imagínatelo.
Poder conocer de antemano y mediante validación científica qué contenidos van a ser compartidos a gran escala hasta el punto de hacerse virales.